jueves, febrero 16, 2017

Capiatá se planta en Brasil, lucha hasta el final y ruboriza al Paranaense

Depor sigue haciendo Historia.  
En la ciudad de Curitiba y ante una impresionante multitud, el Atlético Paranaense recibió al Deportivo Capiatá. Literalmente el onceno escobero dejó la vida en la cancha y pese a un visible arbitraje localista, el auriazul trae para casa un empate 3-3 que sirve y mucho. Por momentos al rubro-negro le temblaron las piernas.  
Con mucho amor propio Capiatá arrancó la disputa con un planteamiento interesante. Marcó bien y probó sorprender saliendo rápido hacia adelante en respuesta a los débiles ataques del cuadro local. El equipo se veía concentrado aunque sin lograr nada concreto en ataque.

Sin embargo sobre los 19' una desconexión de Ramón Ortigoza derivó en una falta totalmente innecesaria al borde del área auriazul. La jugada, casi un penal con barrera, proponía peligro inminente para el arco defendido por Bernardo Medina quien pese a una brillante intervención antes del primer minuto, no sabía de muchos apuros.

De cobrar la sanción del árbitro Daniel Fedorczuk se encargó  un tal Felipe Gedoz, dueño de todas las pelotas paradas del Paranaense. El delantero de 23 años buscó el palo del arquero paraguayo, pero el balón se desvió en Alexis González ubicado en la muralla humana e infló la red. La torcida rubronegra estalló en júbilo con el tanto de apertura.

No obstante sobre el césped sintético la propuesta de los dirigidos por Paulo Autuori se veía muy limitada y finalmente a los 43' hizo aguas. Una brillante salida colectiva, de pizarra, de encuentro entre experiencia y juventud practicada por el cuadro paraguayo acalló el estadio Arena da Baixada.    

Bien abierto por la izquierda Julio Irrazábal se hizo camino, el volante vio a Bonet entrar por derecha y mandó un centro de cortada. El capitán Carlos bajó el esférico al área y atropellando Gustavo Noguera la mandó a guardar. Cereza para la torta y a festejar.  

Gran mérito de Capiatá para nivelar el  primer tiempo que a la llegada del gol suyo ya había avisado con un remate de Irrazábal, el mejor jugador de la fecha, y quien dejó vibrando el travesaño de Weverton (40').

COMPLEMENTARIA. En la segunda parte el partido se planteó diferente. La intensidad subió, y a los 53' Capiatá repitió la fórmula. Esta vez desde una pelota parada y zas: la visita sorprendía dando vuelta el marcador. Néstor González fue el autor de la segunda diana y con ello se empezaba a vestir de héroe. Otra vez todo empezaba en los pies del buen Julio. 
Igual y como todo partido de Copa acostumbra no todo pudo ser alegría para los de la ciudad de los Mitos y Leyendas. La cuestión se complicó minutos después de la anotación de González.

Otra vez un error infantil en la defensa los dejó a tiro de empate. Jorge Paredes, metido en el área, puso una mano en la trayectoria de un remate rival de media distancia y el sopla pitos uruguayo no dudó. Penal para Paranaense y cartón amarillo para el defensor.

Desde los 13 metros Felipe Gedoz pateó fuerte al medio y arriba. Medina se acostó rápido a la derecha y nada pudo hacer (58'). Era el empate y un chorro de agua fría que intentaba apagar la ya fogosa y atrevida avanzada de los nuestros y los 350 hinchas que acompañaron al plantel a la ciudad capital del estado de Paraná.

SE COMPLICA. Peor aun se pusieron las cosas cuando el mismo Paredes fue expulsado por el vestido de amarillo y negro. El referí consideró una acción inexistente como una falta y mostró el segundo cartón y por consiguiente el rojo al mismo jugador.

Llamativamente el encargado de impartir justicia no tuvo el mismo criterio para con otros jugadores del Atlético Paranaense y con el plus del futbolista de más la volteada se veía inminente, pese a que antes las piernas les temblaron un poco por la arremetida aventurera del "grande del interior".

Por entonces un desdibujado conjunto visitante buscó la heroica y con 10 resistía las embestidas del huracán brasileño. A los 84' Pablo consiguió el cometido de los caseros  y puso el 3-2,  resultado que parecía el que se llevaría hasta el final. Pero como bien lo dijo alguna vez el filósofo Jean Paul-Sartre, en un partido de fútbol todo se complica con la presencia del equipo rival.

Sabido es también que cuando todo parece jodido es cuando la acción invita a ponerse aun más fiero.  Ahí, cuándo no, Julio Irrazábal enseñó toda la maña y depositó la patriada en un último tiro de esquina.

El icono del equipo, como en los dos favorables goles anteriores, volvió a aparecer. Mandó Irra un centro cerrado buscando tal vez el olímpico. En la comba Néstor González acarició el remate con la cabeza, peinó y adentro. Un golazo que significaba un histórico 3-3 y que daba para soñar y volver a casa con la frente en alto. Teniendo en cuenta también la inexplicable adición de 5 minutos más por sobre los 90 cumplidos indicados en otra clara complicidad del charrúa para con los lugareños.
Ya antes Diego Gavilán había anunciado que prepararía un juego de 180'  y en cancha eso estuvo claro. Con ello Capiatá, diezmado y todo sigue haciendo historia. Vivo ejemplo de que nunca habrá que darlo por muerto.

En el plano internacional tampoco pierde de visitante desde su debut y con la proeza de la noche queda a poco de pasar por primera vez en su vida institucional a una fase de grupos de la Conmebol Libertadores. Maravilloso hasta las lágrimas, de pie y para los merecidos aplausos. 
d10.com.py

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